Objetivos para retratos
¿Qué? ¿Por qué tengo que hacerlo yo? ¿Porque vosotros sois los jefes y tenéis un contrato que dice que mi vida os pertenece? ¡Dios, pero por qué firmé eso!
Eh, esto... ¡hola!
Bienvenidos a un nuevo post de Polvo Holi escrito con total y absoluta libertad y sin que nadie recomiende sobre qué tema debe escribir este humilde trabajador perteneciente a la marca registrada Polvo Holi. ¡Que sí, que ya paro, pero eso que decís no es cierto! ¡No me pagáis, os di mi vida por una bolsa de papas, así que no me digáis que empiece ya! Si empiezo es porque yo quiero, que quede claro.
En fin, no nos desviemos del tema. Hoy estamos aquí reunidos (realmente no estamos reunidos. Yo estoy en mi celda y vosotros leyendo desde vuestro ordenador, pero yo qué sé, es una frase que se usa mucho, ¿no?) para hablar sobre cuáles son los mejores objetivos para retratos que podéis utilizar en vuestras fotografías. Yo quería hablar de agujeros negros y colas de gusano, pero se ve que los esclavos no podemos decidir.
Absurdo.
Empiezo ya. Prometido. Pero antes de meternos de lleno con los objetivos, igual conviene repasar algunos conceptos turbo básicos de fotografía de cara a que podáis decidir con más turbo criterio. Que seguro que ya lo tenéis más que aprendido, pero oye, un repasito rápido nunca viene mal.
1) ¿Qué necesito?
Básicamente, si queréis hacer un retrato como Dios (o como Ateo) manda, hay que tener en cuenta un mínimo de elementos indispensables, puesto que será muy difícil que consigáis hacer un retrato sin una cámara, la verdad.
No. Un retrato con la mente no cuenta. Y no, no voy perder tiempo explicando por qué los retratos con la mente se llaman LO QUE TODOS VEMOS.
Lo siento.
Inciso: saquen sus batas y gafas de inteligentes para leer los siguientes párrafos.
Una vez tengáis una cámara, debéis tener en cuenta los tres elementos básicos que determinarán vuestra fotografía final: la obturación, el diafragma y la distancia focal.
Para no enrollarnos:
1) La obturación determina la velocidad a la que se hace la fotografía. Cuanto menor sea la velocidad de obturación, más “congelada” quedará la imagen. Al contrario, a mayor velocidad de obturación, podréis conseguir imágenes con sensación de movimiento. Si tuvieran imágenes de verdad SERÍA CINE Y ESO YA EXISTE Y ES OTRA COSA.
2) El diafragma determina la cantidad de luz que entra en la cámara y que poseerá la imagen, pero no solo eso: un diafragma más abierto, a parte de permitir más luz, permitirá mayor desenfoque o profundidad de campo, además de una mejor respiración (perdón por el chiste). Al contrario, un diafragma más cerrado tendrá menos desenfoque o pérdida de información. Así que, ten claro, joven padawan, que un gran poder/diafragma conlleva una gran responsabilidad para conseguir la fotografía que deseas, tortuga ninja.
3) La distancia focal determinará el ángulo de visión de la fotografía. No conseguirás el mismo resultado con un objetivo Ojo de Pez (8 mm, mayor ángulo de visión) que con un teleobjetivo (100 mm, menor ángulo de visión) o un objetivo estándar (55 mm). Ten en cuenta que el ojo humano tiene una visión similar a la estándar, por lo que cuanto más te alejes de ella, más distorsionada de nuestra realidad estará la fotografía que consigas.
Fin del inciso: ya podéis quitaros la ropa intelectual y desnudaros. ¡Anarquía, anarquía!
En principio, con estos elementos básicos ya podéis ser libres, por lo que puedo soltaros de nuevo en la jungla, deciros lo orgulloso que estoy de todos vosotros y vosotras, y desaparecer lentamente mientras me difumino, como todos los grandes maestros y maestras de la historia.
Ah, no.... un momento, necesitáis un elemento más para poder hacer una gran fotografía de retrato. Y no uno cualquiera, sino uno imprescindible. ¡Polvo Holi! ¡Una gran cantidad de Polvo Holi! ¡Cientos de kilos! ¡MILES DE KILOS, O VUESTRA VIDA CORRERÁ PELIGRO!
Vale, igual me he dejado llevar por la emoción, pero bueno, recordad que estamos en el maravilloso y fantástico mundo virtual del Blog de Polvo Holi, donde todo puede pasar (en realidad no) así que es obvio que en algún momento tenga que aparecer el producto estrella de la casa. No lo neguéis, sabéis que es cierto y que tiene sentido. PUM. I’M OUT.
“¿¡Pero cuándo vas a contarnos algo que nos interese, inútil!?”
Oye, no hace falta insultar, eh, que yo siempre os he respetado. Pero, tras este breve resumen, creo que habéis podido aprender una valiosa lección: el mejor objetivo de retrato... no existe. Depende del tipo de retrato que queráis hacer.
“¿¡QUÉ NO EXISTE, DESGRACIADO!?”
Y dale con los insultos. Pues, no, no existe. Y ahora, cuando cerréis la boca por el asombro que os ha causado esta nueva edición de verdades como puños, vamos a ver los mejores objetivos para los distintos tipos de retrato... ¡¡¡¡¡con Polvo Holi!!!!!
2) Retratos de rostros.
Supongamos que queréis hacer un retrato muy cerrado para destacar la expresión de unos ojos, una boca, una nariz... Vamos, lo que toda la vida se ha llamado una cara. En estos casos, una de las mejores opciones por las que podéis apostar es por utilizar un teleobjetivo para poder destacar con mayor detalle el rostro que os ha apetecido retratar.
También, si utilizáis un diafragma abierto conseguiréis un fondo más desenfocado y, por tanto, será más fácil que las personas que vean la fotografía se fijen en los detalles que vosotros queréis.
Y, bueno, un poquito de Polvo Holi usado cual maquillaje, nunca vendrá mal para darle un toque de color a la fotografía.
3) Retratos de cuerpo entero.
En este caso, disponéis de mucha libertad de movimiento. Si vuestro amigo o amiga mide 15 centímetros (bueno, o tenéis amigos bebés. Yo no he venido aquí a juzgaros) podréis usar un teleobjetivo. Si, sin embargo, vuestro amigo mide 30 metros (como los bebés) igual os conviene usar un ojo de pez (o alejaros más, que siempre es otra opción. ¿Por qué nunca nadie piensa en esta opción? ¡Cuántas vidas desperdiciadas por nada!).
Sobre todo, aquí el punto que determinará qué tipo de objetivo deberíais usar será el resultado final que queráis obtener. Nosotros os aconsejamos que hagáis un ejercicio interesante: elegid el lugar donde haréis la fotografía. Luego, colocad al retratado en posición, usad vuestra creatividad para que el Polvo Holi que vais a usar quede bien bonito y shulo, y luego haced la misma fotografía con tres objetivos con distancia focal diferente, mirad los resultados y así, decidid qué tipo de fotografía se ajusta más a vosotros.
Pero ya os advertimos: es algo complicado, casi tanto como elegir entre Charmander, Squirtle y Bulbasur. Todos tienen algo bueno.
Menos Bulbasur.
4) ¡¡¡¡La NASA, LA NASA!!!!!
Si no entendéis qué significa el título de este apartado, tranquilos: es normal. IGUAL SI FUERAIS MÁS INTELIGENTES PODRÍAIS DEDUCIRLO.
No, la verdad que no. Entono el mea culpa
Lo que quiere decir este título es que los retratos también pueden hacerse desde arriba. Los retratos aéreos (¿ahora ya sí lo pilláis, no?) siempre son muy bonitos.
Supongamos que no tenéis dinero suficiente como para alquilar un helicóptero o un cohete de la NASA. Bueno, no hay problema, podéis usar una escalera, un ojo de pez para parecer que todavía estáis más lejos, y listo. ¡A crear mosaicos desde las alturas con Polvo Holi!
5) No dejéis nunca que muera la niña o niño que lleváis en vuestro interior.
Así, para acabar, una frase emocional, directa al corazón. Pero oye, que la frase tiene su parte de razón. Qué digo su parte. ¡Tiene toda la razón!
La frase hace alusión a algo que todos sabemos y que aún no hemos mencionado en el artículo: la Tierra es redonda.
No, claro que no tiene que ver con eso. Pero sí, la tierra es redonda, malditos terraplanistas.
Lo que queremos decir es que casi todos hacemos los retratos con nuestros móviles, a día de hoy. Sí, no hay duda de que quedan bien bonitos y chingones, pero estaréis de acuerdo en que gran parte de la magia se pierde, ¿no?
Lo bonito que es hacer un retrato, verlo, equivocarse, volver a enfocar mejor... no perdamos eso.
¡Sigamos usando nuestras cámaras!
¡Y sigamos usando Polvo Holi!
Ale, ya se ha ido a la m****a el artículo por nuestro maldito afán corporativista. ¡Malditos seamos nosotros!